Después del asesinato de tres diputados salvadoreños al PARLACEN, hace algunos días, y el asesinato de los supuestos responsables en la cárcel de EL Boquerón, han sembrado en la sociedad un ambiente de desconcierto.
Después de tantas especulaciones, surgen a mí ciertas dudas a parte de las muchas que hay alrededor de este caso. Miles de hipótesis se manejan en el medio, incluyendo al narcotráfico, robo, entre otros.
Pero un aspecto que me llamó mucho la atención fueron alguna de las respuestas que los policías ya asesinados, dieron a la prensa el día de su aprehensión: “nos mandaron a matarlos porque eran narcotraficantes”.
Mi duda radica en, ¿aún siendo los parlamentarios narcotraficantes, se merecían morir así? Asumiendo que los parlamentarios, eran pertenecientes a una banda poderosa del tráfico de drogas, no era la medida para erradicar con ellos.
El abuso de poder que refleja este caso, es realmente penoso. No se cura mal con mal, me dijeron una vez a mí; ni violencia con violencia.
Lo triste de esta historia es que, a pesar de que las autoridades guatemaltecas tienen las mejores intenciones para resolver esta problemática, el mecanismo que utiliza es el erróneo.
Y no es que quiera justificar a los parlamentarios, ya que aún no se pueden sacar conclusiones de un caso en proceso, pero lo repudiable es que las autoridades no saben hacer uso del poder.
Lo que debemos de reflexionar también, es que igual de ilícito es el tráfico de drogas, como el asesinato de los integrantes de las bandas de narcotraficantes…
Después de tantas especulaciones, surgen a mí ciertas dudas a parte de las muchas que hay alrededor de este caso. Miles de hipótesis se manejan en el medio, incluyendo al narcotráfico, robo, entre otros.
Pero un aspecto que me llamó mucho la atención fueron alguna de las respuestas que los policías ya asesinados, dieron a la prensa el día de su aprehensión: “nos mandaron a matarlos porque eran narcotraficantes”.
Mi duda radica en, ¿aún siendo los parlamentarios narcotraficantes, se merecían morir así? Asumiendo que los parlamentarios, eran pertenecientes a una banda poderosa del tráfico de drogas, no era la medida para erradicar con ellos.
El abuso de poder que refleja este caso, es realmente penoso. No se cura mal con mal, me dijeron una vez a mí; ni violencia con violencia.
Lo triste de esta historia es que, a pesar de que las autoridades guatemaltecas tienen las mejores intenciones para resolver esta problemática, el mecanismo que utiliza es el erróneo.
Y no es que quiera justificar a los parlamentarios, ya que aún no se pueden sacar conclusiones de un caso en proceso, pero lo repudiable es que las autoridades no saben hacer uso del poder.
Lo que debemos de reflexionar también, es que igual de ilícito es el tráfico de drogas, como el asesinato de los integrantes de las bandas de narcotraficantes…
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